Educar es ayudar a crecer. Entonces, la educación no puede ser otra cosa que ayudar a crecer a las personas. Pero si solo hacemos crecer una parte de la persona y no otras, lo que sale es un monstruo, ya que o se crece en todo lo que somos o no se crece de manera integrada. Por eso entendemos que una educación basada en adquirir destrezas, competencias o habilidades no es la adecuada, ya que ayuda a crecer una parte de la persona (la competencia) pero no otras personales o sociales, por ejemplo. No se dice que no a la competencia, que tiene su función importante en el desarrollo vital, sino a poner la competencia como base de la educación. La base tiene que ser la persona y sobre esa base ha de ponerse lo demás.
El crecimiento personal se realiza en la forma de vivir las relaciones interpersonales concretas. UpToYou no propone que la persona se contraste o confronte con valores -entendidos estos como ideales estándares previamente definidos-, sino con la inmediatez del cara a cara de la relación interpersonal.
En el acto educativo, el primer paso que no puede saltarse es la acogida personal de la realidad recibida. Es mucho lo recibido: cuerpo, familia, cultura, país… En esa recepción la persona ha sido básicamente pasiva, y hace falta que el primer acto de la persona, tenga la edad que tenga y esté en la situación en que esté, sea la acogida de esa realidad sin querer cambiarla, reconociendo a su vez el impacto que ha tenido en su vida.
Conocer, reconocer la complejidad, interiorizar, acoger, confrontar, decidir… sanar, fortalecer, agradecer, reconciliar… unificar la propia vida… En definitiva, todas éstas son acciones que forman parte del proceso de crecimiento, un proceso sin fin abierto a un crecimiento irrestricto. Y ninguna de las personas que interactúan en una relación queda al margen de este proceso: padre/madre e hijo/hija crecen, profesor/a y alumno/a crecen, jefe/a y empleado/a crecen… Si el crecimiento se da en el crecimiento de las relaciones interpersonales, esto quiere decir que el crecimiento es de ambos. La educación no viene a subsanar una deficiencia del alumno/a o del hijo/a o del empelado/a, sino que pertenece a nuestra naturaleza y todos necesitamos crecer. La educación, “ayudar a crecer”, es la clave de las relaciones interpersonales más allá de la escuela y de la familia.